viernes, 3 de septiembre de 2010

Percepción e inconsciente

La percepción humana ha sido objeto de innumerables estudios y trabajos científicos en todos los campos, incluyendo el de la estimulación subliminal.

En términos generales la percepción es tratada como un proceso multifactorial en cadena que comienza con la exposición a un estímulo y termina con el reconocimiento consciente . La percepción es el final de una secuencia de eventos internos no conscientes. El reconocimiento consciente no tiene por qué ser el último paso en esta cadena; algunos estímulos pueden viajar por este proceso sin llegar necesariamente a la estación final o conciencia (Rosen y Suvendra, 1992; Merino, 1996).

El ser humano tiene la capacidad potencial de percibir todos los estímulos externos que hay en su medio exterior. Estos estímulos son procesados en distintos niveles. Unos, mediante la experiencia perceptiva consciente y por tanto nos damos cuenta y podemos informar de ellos. Otros, son procesados a través de la experiencia perceptiva inconsciente. Esto no es nada nuevo, ya que desde hace muchas décadas varios estudios afirmaban que existen estímulos que por sus características particulares y la interacción de estas características con la mente del individuo, no entraban en contacto con la conciencia, aunque eran igualmente procesados, como por Leibniz y James, entre otros (Sutil, 1991).

La definición de inconsciente no es totalmente universal, aunque de manera clásica ha sido definido como la negación de lo consciente. Dependiendo de la escuela filosófica o psicológica, se pueden encontrar diferentes concepciones del inconsciente. Y sería absurdo e incluso estéril, intentar abarcar o discutirlos en su mayoría.

Por ejemplo, para el psicoanálisis el inconsciente es el principio y final de todo: un reservorio de imágenes, instintos, frustraciones y deseos, que permanecen dormidos, pero que pueden hacerse conscientes a través de procesos como la hipnosis y los sueños

Esta definición es absolutamente rechazada por los conductistas, para quienes tal elemento descrito por el psicoanálisis simplemente no existe porque no es posible medirlo y observarlo directamente. Por lo tanto, para ellos el individuo responde a los estímulos de acuerdo a un aprendizaje anteriormente establecido, pero sin que intervengan contenidos reprimidos. Si estos contenidos existiesen, al ser tan inaccesibles, no tendrían consecuencias importantes en la conducta del individuo.

Los cognitivos buscan un punto medio y reconocen que en las personas existe un procesamiento particular de los estímulos, dependiendo de sus valores, creencias, actitudes. Son los pioneros quizá en cambiar el patrón Estimulo-Respuesta por el Estimulo-Organismo-Respuesta.

Existen diferentes tipos de datos que apoyan de manera científica la existencia del inconsciente. Entre ellos se pueden mencionar los ampliamente descritos estados especiales de conciencia como los observados en la disociación (fugas, trastornos de personalidad múltiple o amnesia). Por otra parte, las investigaciones del sueño también ofrecen clara evidencia de la actividad que se genera desde el inconsciente.

Los datos experimentales que apoyan la existencia de los procesos inconscientes vienen dados por el campo de estudios en escucha dicótica, visión parafoveal, fenómenos de estabilización de la imagen en la retina, rivalidad binocular y el enmascaramiento (González, 1988).

Percepción subliminal

En el presente trabajo se tomará como percepción subliminal aquella en la que el individuo responde a estímulos cuya intensidad es inferior a la necesaria para darse cuenta de ese estímulo. Es decir, percepción subliminal se refiere a la producción observable y medible de respuestas ante estímulos que el individuo no es capaz de identificar conscientemente (Theus, 1994). Es importante que en términos prácticos estas respuestas pueden variar en un amplio rango, desde un aumento en la frecuencia cardiaca hasta un cambio en la atribución de cualidades. Esta amplia variedad en las posibles respuestas es lo que ha producido la polémica en torno a la capacidad de la percepción subliminal para generar conductas de consumo específicas.

En este campo se ha trabajado con dos tipos de estímulos: los estímulos meramente subliminales y los estímulos encubiertos. Aunque ambas clases de estímulos no son procesadas de manera consciente, son diferentes en su naturaleza. Los estímulos encubiertos no son reconocidos en la conciencia exactamente porque se mezclan visualmente con otros estímulos que están claramente definidos; frecuentemente son percibidos como parte de una sombra, reflejo o fondo de un material gráfico. La percepción de estos estímulos puede explicarse por un procesamiento de baja implicación, en el cual los individuos de modo pasivo adquieren información. Esto se llama visión periférica, o ver sin mirar ( Rosen y Suvendra, 1992).

En la percepción subliminal la intensidad de los estímulos es suficiente para provocar una actividad en las fibras sensoriales, pero a su vez, carece de la energía suficiente para activar el sistema que se encarga de que nos demos cuenta de las cosas. Para procesar información, el cerebro humano usa (simplificando) dos sistemas independientes entre sí, uno de transmisión de información y otro de representación. El primer proceso suele realizarse automáticamente mientras que la representación consciente puede realizarse o no, y si se inicia puede llegar al final o por el contrario detenerse sin producirse la conciencia. Como los dos sistemas funcionan a velocidades diferentes, podemos procesar cualquier estímulo y no ser conscientes de ello.

La evidencia experimental con animales (Sutil, 1991; González, 1988) indicaba que si se les bloqueaba el sistema de procesamiento de información, mediante anestesia se observaban respuestas del cerebro mediante registros gráficos de EEG cuando se presentaban los estímulos, lo que demuestra que la simple transmisión de estímulos desde la periferia al cerebro no es suficiente para que se produzca la representación consciente.

Por otra parte, la evidencia experimental con humanos también demuestra relativamente los mismos resultados. Por ejemplo, se encontró que las imágenes establecidas en la retina pueden desaparecer de la conciencia sin la desaparición de las respuestas corticales visuales con las que estaban asociadas (Sutil, 1991).

A la vista de estos hallazgos podemos aceptar entonces que existen dos procesos distintos, uno de transmisión de la información y el otro de experiencia consciente. El primer proceso es inconsciente, mientras que el segundo de experiencia subjetiva es obligatoriamente consciente. La transmisión de información se realiza sin ser consciente de la misma, mientras que ésta no puede suceder sin el primer proceso. Por tanto podemos inferir que la percepción se debe entender como un conjunto de procesos de los que la etapa consciente es la etapa final.

Los seres humanos procesamos información de manera inconsciente. Ahora bien, ¿podemos tomar decisiones de compra basándonos en un procesamiento así?



Fuentes:

• Dixon, N.F.(1971). Subliminal perception: the nature of a controversy. Editorial Mac-Graw Hill, Londres.

• González, J.L. (1985). Influencia de la estimulación subliminal en la percepción. Revista de psicología general y aplicada, Vol 40 (5), pp. 1019-1031.

• Guyton, A.C. (1987). Fisiología Médica. Editorial Interamericana Mc-Graw Hill, España.

• Merino, M.D. (1996). Efectos y Alcance de la Publicidad Subliminal. Esic Market, Abril-Junio, Pp. 184-195

• Rosen, D. y Suvendra, S. (1992). An Investigation of Subliminal Embedded Effect on Multiple measures of Advertising Effectiveness. Psychology and marketing. March-April, Vol 9 (2), pp. 157-173.

• Sutil, M. (1991). Mensajes Subliminales en la Publicidad. Tesis Doctoral, U.C.M., Facultad de Psicología.

• Theus, K. (1994). Subliminal Advertising and the Psychology of processing unconscious stimuli: A review of research. Psychology and Marketing. Vol. 11 (3), pp 271-290





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